Las vueltas que da la vida by Cristin Ferro

Las vueltas que da la vida by Cristin Ferro

autor:Cristin Ferro
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico, Novela
publicado: 2016-10-06T22:00:00+00:00


La realidad

Un ruido me despierta, ¿qué es eso? Me estiro en la cama y la noto fría, se está bien aquí y no quiero levantarme. Me doy la vuelta y ese ruido vuelve a molestarme, parece un móvil, dado que el mío no suena así ni me molesto. Escucho pasos y el ruido sigue, puede que sea el de Miguel, seguro está con Fran. Gruño y entreabro los ojos. ¿Dónde estoy?

Me incorporo en la cama y los recuerdos de la noche llegan a mí en avalancha, me dejo caer de nuevo y me abrazo a la almohada de Alex, mmm que bien huele. Escucho de nuevo el ruido y espero en el más absoluto silencio, Alex acaba de contestar al teléfono y yo intento escuchar, por si me entero de algo.

—Hola cariño —una pausa, es obvio que Alex está hablando por teléfono— he pasado la noche en el piso, por eso no estoy ahí —eso suena a dar explicaciones, despacio me levanto y me acerco a la puerta— no pequeña, todavía no voy, te veo a mediodía y comemos juntos —ostras, se quiere deshacer de mí, me separo de la puerta y empiezo a vestirme, me voy antes de que me eche— claro que te echo de menos, siempre te extraño, ya lo sabes —será cabrón, niego y sin hacer ruido me cierro la cremallera del vestido, parezco malabarista, que mal se me dan estas cosas— ¿quieres que te lleve un regalo? —El silencio se prolonga y yo con los zapatos en la mano le miro desde la puerta, está sentado en el sofá, cojo aire y tras divisar mi chaqueta al lado de la puerta salgo— pide una sola cosa, ¿los bombones o el peluche? —Me despido con la mano y llego a la puerta, su mirada se estrecha sobre mí y sin dejar entrever mi malestar la abro— tengo que hacer una cosa urgente, te veo dentro de unas horas, te quiero.

Me apuro a salir, cerrar la puerta y llamar al ascensor. Esas dos últimas palabras se me han clavado como una espina. Me muerdo el labio y alterno mi mirada de la puerta del piso a las puertas del ascensor.

—Ábrete por favor, ábrete —murmuro suplicando a las puerta.

Como si escuchara mis ruegos las puertas se abren y me lanzo a su interior, pulso el botón de la planta baja al mismo tiempo que escucho abrirse la del piso. Pulso repetidas veces el botón y las puertas se cierran en el momento exacto que Alex aparece delante de mí, solo me da tiempo a decir adiós. Me apoyo en la pared espejada del ascensor y en mi cabeza da vueltas la conversación que acabo de escuchar. Me niego a llorar, es solo un polvo de una noche, no me afecta. Venga ya, no me voy a mentir a mí misma, me cabrea que me haya utilizado, pero nunca pregunté si tenía novia, me lo tengo merecido.

Las puertas se abren y salgo sin mirar a la vez que alguien



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